Thursday, October 25, 2007

Todo comenzó el 6 de octubre a las 3 de la tarde. Fuí con R. a beber calimochos de una forma desquiciada en el movimiento giratorio de puertas y ventanas, alrededor de las 6 nos dirigimos al Centro Histórico de nuestra ciudad de la esperanza; dejamos el automóvil en un hotel de paso y nos dedicamos a vagar a lo largo de la interminable ciudad.

Llegamos al barrio chino, donde el bar Tío Pepe nos abrió sus puertas de par en par y nos acogió en sus entrañas. Comenzamos con una charla, que bien pudo haber sido clasificada de camelo, de esas largas y de tono interrumpido y frenético, comenzamos a beber anís, vodka y tequila.

Para las 8 de la noche, caminamos por la Alameda buscando el camino correcto a el Teatro Metropolitan; llegamos en un paroxismo de risa y demás pasiones que tal vez daban una impresión grotesca a quien osara voltear a vernos. Por fin entramos al Teatro, nuestro lugar estaba rodeado de ebrios y colillas de cigarrillos.

Comienzan los gritos, preámbulo del concierto. Los acordes menores y disminuidos de "Fear Of a Blank Planet". Dos horas y media de música ininterrumpida. Gritos, cantos, música y aplausos que siguen resonando en mi cabeza. El mito de Porcupine Tree se cumplió en México, con varios de los músicos con mayor capacidad musical que he tenido la oportunidad de escuchar.

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